¿A cuántos mandatos estamos regidas las mujeres desde que nacemos?

Nos llenamos de distintos DEBER SER y vamos cumpliendo con cada uno de ellos a lo largo de la vida. Así, vamos siendo y haciendo cosas de nenas cuando somos chiquitas, si se nos ocurre explorar el mundo somos «varoneras», si somos libres ya empezamos a llamar la atención. Vamos creciendo llenas de preguntas internas, cuestionamientos sobre nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y emociones, sin tener mucho espacio para poder expresarlos.

La sociedad va cambiando pero no lo suficiente como para darnos el lugar que necesitamos para expresar nuestro mundo interno libremente. Por esto, una nena que se viste o se expresa distinto del FORMATO DE NENA empieza a no encajar. Una adolescente que en lugar de hacerse las uñas y las pestañas se interesa por un deporte «de varones» empieza a llamar la atención de sus pares, de su familia, de los demás adultos. Porque es RARA no encaja con la media. Si una mujer joven no quiere tener hij@s, no está interesada en casarse, o no le gustan los hombres ya pasamos a otro nivel de bicho raro.

Entonces, algunas de nosotras nos vamos ajustando a las expectativas que hay sobre nosotras, los roles que debemos desempeñar en cada etapa y así vamos transitando la vida. Dejamos nuestro espíritu rebelde en algún cajón de la mesa de luz. Guardamos nuestros sueños y anhelos personales en algún rincón, quedan postergados por la maternidad, el rol de esposa y compañera, sostén de familia, como si todas estuviéramos cortadas por la misma tijera, como si no hubiera derecho a la individualidad. A tener baja tolerancia al dolor, o poca paciencia, o pasar por momentos donde no tenemos ganas de transitar alguno de esos espacios con la ABNEGACIÓN que se espera de nosotras. Ay de la que se atreva a quejarse de ser mamá!! De la que desenmascare la «maternidad rosa».

De la que OSE pretender algo para su propia vida después de ser madre y esposa, De la que elija algo diferente de lo que los MANDATOS esperen de ella. Será juzgada, criticada, observada con lupa, recibirá la mirada maliciosa de muchos pero también una de esas voces será la de ella misma. Y esa voz será la peor de todas.  [«Después de todo, tú eres la única muralla, si no te saltas, nunca darás un solo paso»]

Es un acto de rebeldía, de amor propio, de valentía, de empoderamiento volver a vos, buscar adentro tuyo recuperar tu autenticidad, eso que te hace única y diferente. Lo que te distingue de l@s otr@s. Es urgente recuperar tu autonomía, empezar a desandar el camino hasta que te encuentres con VOS MISMA. Hasta que sepas quién sos hoy, después de tanta vida, de tantas experiencias, de tanto DAR.

¿Quién soy hoy? ¿Qué quiero para mí? ¿Cuáles on las cosas que ya no quiero? ¿Puedo encontrar experiencias que me den placer y que sean nuevas y diferentes…aprender algo nuevo? ¿Aunque tenga hijos, marido, padres, trabajo?

SI.

Esa es la respuesta.

Dejemos de regirnos por los mandatos, dejemos de bajar línea a nuestras hijas. Abrámonos a distintas realidades. Permitámonos probar algo diferente, estar abiertas a aprender, rebelémonos ante los NO. La vida es una sola, pasa muy rápido.

TENES DERECHO A SER VOS.